A pesar de todo
lo que hoy sucede en nuestra Alma Mater no renunciamos a soñar con…...
Una
universidad abierta, en donde la actividad académica, científica y cultural sea
desbordante, dinámica como el mundo de
hoy y de cara a la sociedad.
Una
universidad cuya voz sea escuchada a lo largo y ancho de la nación por sus
opiniones fundamentadas, objetivas y llenas de sapiencia sobre los problemas
fundamentales que aquejan a la sociedad colombiana.
Una
Universidad cerca de los grandes debates políticos e ideológicos contemporáneos, pero alejada de los
dogmatismos de todos los colores y de las posturas excluyentes o intolerantes;
en donde la consigna de cada uno de nosotros sea duro con las ideas, suave con las
personas.
Una Universidad
epicentro de grandes eventos científicos, académicos y culturales; en donde
periódicamente se invite a intelectuales de talla mundial para compartir con ellos
sobre los temas más álgidos del quehacer académico y científico.
Una
universidad en donde sus directivos sean ilustres hombres y mujeres de letras
con amplio reconocimiento en la sociedad y en la comunidad universitaria por su
liderazgo, postura ética, coherencia, iniciativa y visión de futuro respeto a las labores
misionales por las que debemos responder.
Una
universidad en donde sus profesores y egresados sean reconocidos por el
liderazgo que ejercen en la solución de los grandes problemas que aquejan
nuestra sociedad.
Una
universidad en donde cada profesor tenga un reconocimiento ganado por su sabiduría, responsabilidad frente a su
trabajo, respeto por todas las
disciplinas, respeto por sus
estudiantes, alta producción científica
y sensibilidad con las problemáticas que nos rodean.
Una
universidad en donde los estudiantes tengan como actividad central estudiar;
pero que a la par desarrollen su amor por las artes, la cultura, la sana
competencia deportiva, el liderazgo social, la controversia política
civilizada; conocedores y respetuosos
del compromiso que tiene con sus familias, con los futuros aspirantes y con la
sociedad en general de hacer sin excusa dos semestres por año.
Una
universidad en donde los estudiantes puedan expresar sus ideas abiertamente y
tengan mecanismos de decisión con reglas de juego claras y transparentes, que
garanticen que las decisiones efectivamente recogen su sentir mayoritario. Unos mecanismos de organización y participación que los formen como ciudadanos para la
democracia, alejados de toda expresión
totalitaria o basada en la intimidación.
Finalmente,
soñamos una comunidad académica de profesores y estudiantes cuyo concepto de autonomía
universitaria vaya de la mano con la democracia, entendida esta como el libre
ejercicio de los derechos, acompañada del compromiso ineludible de cumplir con nuestros
deberes, respetar las normas, rendir cuentas por cada uno de nuestros actos a la sociedad, a la universidad y a nuestros propios
compañeros.
Muy a pesar
de todo lo que hoy ocurre, conservamos la esperanza en nuestra Alma Mater
y parodiando a Fausto le decimos:
Esta noche, tierra, debes permanecer firme; y renacer de nuevo para que
alientes otra vez en cada uno de nosotros la aspiración de luchar sin descanso
por una altísima existencia.