miércoles, 12 de septiembre de 2018

La industria 4.0 y la Universidad.


John Freddy Duitama

Con cada vez más frecuencia nos enteramos de robots que hacen los oficios domésticos, de la producción de alimentos modificados genéticamente, de la producción automatizada de vehículos autónomos, de software que atiende a los clientes en los contact-centers o que reemplaza a los corredores de bolsa para sugerir a los inversionistas en donde poner su dinero. Todos estos ejemplos son los pioneros de la llamada industria 4.0. 

La cuarta revolución industrial es un nuevo paradigma de organización de los medios de producción en el que convergen tecnologías digitales, físicas y biológicas; tiene como propósito la automatización de mucha de la producción industrial, por medio de la interacción de la inteligencia artificial, el internet de las cosas (los objetos cotidianos conectados a internet), la biotecnología y los nuevos modelos de hacer negocios.  Su objetivo es lograr la optimización de recursos e incrementar la productividad.  Se habla de revolución industrial porque sus impactos en la sociedad se ubican al mismo nivel de la primera revolución industrial que permitió pasar de la producción manual a la mecanizada, de la producción en masa que propició la electricidad en la segunda y de la electrónica y la proliferación de la tecnología de la información que ha caracterizado la tercera.

Como toda revolución genera cambios radicales en la sociedad, oportunidades y por supuesto, retos a superar; el primer reto, entre muchos otros, tiene que ver con el proceso de destrucción creativa que origina; pues a diferencia de las tres anteriores revoluciones, creará menos empleos de los que destruirá. Según un estudio publicado por McKinsey Global Institute, más de 2,000 actividades laborales en 800 profesiones, cerca de la mitad de las actividades por las cuales se pagan salarios equivalentes a $15 billones en la economía mundial, tienen el potencial de ser automatizadas; es decir, cerca de la mitad de las actividades que son remuneradas en el mundo son automatizables con las tecnologías existentes. 

Un segundo reto está relacionado con el uso de programas basados en la Inteligencia Artificial; la mayoría de las veces estos parten de identificar nuestros patrones de comportamiento y pueden llegar a acumular un gran conocimiento sobre cada uno de nosotros. El potencial de la inteligencia artificial hace que pueda ser usada para moldear nuestros comportamientos e incidir en las relaciones sociales y las formas de organización.  

Un tercer reto es la contradicción generada entre el logro de una máxima productividad y una disminución de la capacidad de consumo, dado el alto desempleo que genera. Algunos países ya han propuesto la figura del ingreso básico universal como un paliativo, más no una solución a la desigualdad en los ingresos que generará. 

Un cuarto reto tiene que ver con la velocidad con la que cambian las cosas, pues gracias a estos nuevos paradigmas es muy difícil establecer qué pasará con el mundo en los próximos años y que tipo de sociedad, de personas y de modelos de producción devienen. En consecuencia, las profesiones y los oficios cambiarán rápidamente y los saberes perderán vigencia; al mismo tiempo se abrirá el espacio para el desarrollo de servicios y productos antes no imaginados.

La mayoría de estos retos son hoy tema de debate en muchos escenarios de discusión: El Foro Económico Mundial reflexiona sobre el futuro de los empleos, las Naciones Unidas se plantea la necesidad de incrementar el capital de conocimiento de las naciones. En una sociedad en donde el cambio es la constante y los oficios y las profesiones se deben reinventar cada día, aparecen una serie de retos para la universidad.

Muchos expertos en pedagogía indican que, en este nuevo contexto, la enseñanza debería dedicarse a desarrollar en los alumnos principalmente el pensamiento crítico, la capacidad de comunicación, el trabajo colaborativo y la creatividad; que, en lugar de desarrollar habilidades específicas, la universidad debe instruir en habilidades de uso general para la vida y sobre todo en la capacidad de adaptarse al cambio y a aprender nuevas cosas. Otra área fundamental para todas las profesiones son las competencias digitales, pues su adecuado uso las hace mucho más productivas; se sugiere entonces que todos los profesionales deberían tener capacidades para usarlas en sus labores como herramientas en el análisis y gestión de la información que manejan: La medicina en los diagnósticos clínicos, el derecho como apoyo análisis jurídicos, las ciencias sociales en al análisis del comportamiento humano, etc. No en vano, en países como Japón e Inglaterra ya se enseña algoritmia y programación a todos los estudiantes de secundaria.

La universidad, sin descuidar las competencias básicas fundamentales para seguir avanzando en términos de mejorar la calidad de la educación y las prácticas pedagógicas en matemáticas, competencias lectoras y ciencias, debe imaginar nuevos escenarios y prácticas. Escenarios en donde los alumnos de todas las profesiones adquieran competencias digitales avanzadas; tomen muchos de sus cursos de las plataformas internacionales más reconocidas y las horas de clase las dediquen a la discusión de los problemas de su campo de conocimiento, al trabajo interdisciplinario y en equipo, en donde se potencien las capacidades para imaginar nuevas soluciones y se incentiva el emprendimiento. En este nuevo marco, el profesor deja de ser el transmisor o quien todo lo sabe y asume un papel de asesor y coautor de las soluciones; su labor como “transmisor” de información pierde relevancia y su nuevo rol estará en formar habilidades en el alumno para discernir lo que es importante y válido en este mar de información no siempre confiable.

Un último rol de la universidad tiene que ver con la formación continua y cómo lograr que el gran número de profesionales que pierden vigencia se reinventen y puedan de esta manera insertarse en las nuevas dinámicas productivas que la revolución industrial está generando.

viernes, 20 de abril de 2018

La privacidad y el uso de las tecnologías.

John Freddy Duitama

¿Permitiríamos a un amigo que encontremos en el supermercado revisar todos los productos que llevamos en el carro de compras? Los sitios de ventas online lo hacen. ¿Permitiríamos a un extraño que nos siga a cada lugar que visitamos? Los celulares recopilan nuestras rutinas diarias. Como consecuencia de las nuevas tendencias sociales hemos adquirido nuevos hábitos respecto a la privacidad e incluso hay un cambio cultural entre generaciones respecto a cómo entenderla. 

Al mismo tiempo, la potencial amenaza que la tecnología genera a la privacidad ha planteado reflexiones en diversos ámbitos. Debates sobre las regulaciones estatales que protegen al ciudadano y establecen normas a las empresas que manejan nuestros datos; cómo lograr una mayor conciencia en la sociedad sobre las implicaciones individuales y colectivas de usar este tipo de medios; el cómo lograr que cada ciudadano tenga un mayor conocimiento sobre las tecnologías que usa y sus riesgos.

El país ha avanzado en normatividad. La ley 1581 del 2012 tiene por objeto la protección de los datos personales que afectan la intimidad del titular o cuyo uso indebido puede generar su discriminación por su origen racial o étnico, su orientación política, sus convicciones religiosas o filosóficas, la pertenencia a sindicatos, organizaciones sociales, de derechos humanos; así como los datos relativos a la salud, a la vida sexual y los datos biométricos. Adicionalmente, la ley 1273 de 2009 creó como bien jurídico “la información y los datos” y estableció las penalidades para delitos informáticos como los atentados contra la confidencialidad, la integridad, la disponibilidad de los datos. 

Estas normas obligan a todas las empresas que manejan datos sensibles a informar a los ciudadanos sobre la utilizan como manejan la información. Sin embargo, todavía hay situaciones por cubrir. Aunque la constitución política defiende el derecho a la intimidad, el país ha firmado acuerdos internacionales de comercio -de obligatorio cumplimiento- que contradicen este principio. Se requiere además una mayor iniciativa de los organismos internacionales y del estado colombiano para lograr una mejor regulación internacional y para desarrollar estrategias de información y educación a los usuarios sobre sus derechos. Es necesario establecer pautas a las empresas de tecnología para que faciliten a sus usuarios el uso y la configuración de las opciones de privacidad. También hay vacíos respecto a qué controles deben tener los organismos de inteligencia del Estado que recopilan información de los ciudadanos; en varios países las agencias de inteligencia han creado vulnerabilidades secretas en las aplicaciones de las grandes compañías de tecnología para obtener información de los ciudadanos, violando las leyes establecidas. En Colombia hechos recientes como los hackers de pasadas campañas políticas y las chuzadas a los magistrados de las cortes son clara evidencia de ello. 

Unos de los impactos sociales más relevantes de la tecnología es la autonomía comunicativa que ofrece. Las publicaciones de los ciudadanos en Internet son una fuente de noticia alternativa a los medios de comunicación; el ciudadano de a pie puede controvertir las versiones “oficiales” de los gobiernos, medios de comunicación o grupos de poder; grupos de ciudadanos apoyados en las redes sociales se han organizado contra su gobierno. Estas experiencias evidencian alternativas para mejorar el ejercicio de la democracia. Sin embargo, este impacto positivo está amenazado de diversas maneras: Grupos de interés que usan Internet para difundir las noticias falsas en las redes sociales; usar las redes sociales para atentar contra la intimidad de las personas; las empresas que usan técnicas avanzadas de inteligencia artificial para influir en los ciudadanos en los resultados electorales.

Cómo contrarrestar estas amenazas es una pregunta sin resolver. ¿Debemos redefinir el concepto de privacidad? ¿Hasta donde el gobierno y las corporaciones pueden hacer uso de nuestros datos personales? ¿Cuál debe ser el código de ética de los ingenieros encargados de construir este tipo de tecnologías? ¿Deberían las empresas que ofrecen servicios “gratuitos” a cambio de recopilar información de sus usuarios comprometerse a tratar la información que recopilan de manera transparente y a mantenerlos informados de los usos que hagan de ella o incluso repensar su modelo de negocio?. La autorregulación sobre las noticias falsas y la sanción social a los infractores es un buen camino; igualmente, la nueva normatividad sobre la regulación de protección de datos europea, que entra en vigencia este 25 de mayo, puede ser un buen referente.

Como ciudadanos también tenemos un rol por jugar. Debe ser claro para todos que cualquier cosa que hagamos con dispositivos electrónicos se puede detectar por un tercero. Por eso vale la pena dedicar tiempo a conocer cómo restringir la recolección de información privada que realizan las aplicaciones instaladas en nuestro celular. Cada sitio que visitemos también puede recopilar información; vale la pena entonces dedicar algunos minutos a leer los términos y condiciones antes de usarlos. Otros temas que deben ser nuestra preocupación son: ¿Reenviamos sin verificar su autenticidad las cadenas de noticias que recibimos en las aplicaciones de mensajería? Hacemos uso del control parental de las aplicaciones que permiten ejercer una tutoría sobre los hijos menores de edad?. 

Estas y otras acciones que tomemos en lo individual o en lo colectivo seguramente ayudarán en mejorar los mecanismos de autorregulación frente a la privacidad y de esta manera hacer cumplir lo establecido en el artículo 15 de nuestra constitución política: “Todas las personas tienen derecho a su intimidad personal y familiar y a su buen nombre, y el Estado debe respetarlos y hacerlos respetar.”

miércoles, 22 de junio de 2016

La Universidad Digital

John Freddy Duitama Muñoz.


"Toda creación humana que aspire a la eternidad debe adaptarse al ritmo cambiante de los grandes objetos naturales, concordar con el tiempo de los astros".
Memorias de  Adriano
Al decir de Carlos Conde, rector de la universidad Politécnica de Madrid, en el seminario Universidad Digital 2013-2015 - Cátedra Unesco Gestión y Política Universitaria-, “la mayor parte de las universidades agrupan bajo ese nombre todas las actuaciones que desarrollan mediadas por la red informática (campus virtual, repositorios de material de apoyo a la docencia, cursos online, laboratorios virtuales y/o remotos, OCW, acceso a fuentes bibliográficas a través de la red, aplicaciones informáticas, servicios prestados telemáticamente, … o más recientemente los MOOC)”.
En este escrito intento aportar algunas ideas en torno a una pregunta; ¿qué tipo de iniciativas basadas en TIC pueden potenciar la investigación y la docencia en nuestra universidad para responder a los nuevos paradigmas originados por el desarrollo de la ciencia y la educación?
Es fácil evidenciar que el método científico ha evolucionado y que las TIC se han convertido en una herramienta fundamental. Sin llegar a reemplazar la experimentación tradicional, la simulación por computador, el cálculo científico y los bancos de datos digitales son  hoy herramientas poderosas para la ciencia. El proyecto del genoma humano no hubiese sido posible, si además del valioso conocimiento de los científicos que lo lideraron, no se hubiese contado con las herramientas algorítmicas y computacionales adecuadas.  Este tipo de ejemplos y necesidades, en donde las TIC juegan un papel clave, se pueden extender a otras áreas de conocimiento.
En el nuevo plan decenal deberíamos proponer el desarrollo de iniciativas orientadas a potenciar la investigación científica apoyada en TIC. Se requiere de centros de computación de alto desempeño y de herramientas computacionales para la investigación en ciencias de la vida, el análisis de los problemas ambientales, el procesamiento de grandes volúmenes de datos, la vigilancia tecnológica, entre otras muchas actividades. Además de la plataforma tecnológica, incluso antes que ella, es necesario propiciar la conformación equipos de expertos en estas disciplinas para liderar agendas de trabajo que multipliquen las capacidades institucionales; objetivo estrechamente relacionado con los perfiles de los profesores que en un futuro se vinculen a la universidad.
En la docencia, un punto de partida importante es entender que las TIC por sí mismas no mejoran el proceso de enseñanza aprendizaje; es necesario contextualizar su uso mediante el desarrollar nuevos modelos pedagógicos y didácticos. A continuación enumero algunos aspectos claves a tener presentes para garantizar unos mínimos de calidad.  
Los cursos online son un componente que se puede combinar con la modalidad presencial tradicional para desarrollar nuevas estrategias en la formación. Los MOOC (Massive Open Online Course) han mostrado que la modalidad de enseñanza asíncrona es la más adecuada en términos de costo/eficiencia y para lograr una mayor cobertura. El modelo que se adopte debe incentivar el trabajo colaborativo entre los actores del proceso enseñanza aprendizaje; aunque el autoaprendizaje es una práctica que se debe estimular entre los jóvenes profesionales, este no va en contravía con la necesidad del trabajo asociativo y en red.  
La alta deserción es el principal obstáculo que enfrentan esta modalidad de enseñanza; la experiencia vivida en la Facultad de ingeniería con el programa de Ude@ es una prueba contundente; lo mismo ocurre con los MOOC. Las estrategias de acompañamiento y seguimiento juegan entonces un papel clave para disminuir este fenómeno.
Los cursos online deben crearse teniendo claro desde el comienzo cuál es el problema de la educación presencial que se pretende abordar con ellos y deben contar con unos mecanismos de evaluación permanente sobre los resultados logrados. Igualmente, deberán sacar provecho de todo el potencial de la multimedia, la interactividad y el trabajo colaborativo que las nuevas tecnologías habilitan.
A continuación, enumero algunos de los problemas que se podrían abordar de manera institucional y con el apoyo de las TIC:
Como apoyo al estudiante que ingresa a la universidad y que trae vacíos en su formación. Si el examen de admisión u otras pruebas se usan para detectar estas falencias, se pueden desarrollar cursos virtuales orientados a que el estudiante haga los respectivos refuerzos; iniciativa que debe contar con la asistencia de monitores de la universidad o incluso con los profesores de sus colegios de origen.
Como apoyo al desarrollo de cursos masivos. Un ejemplo claro son los primeros niveles de ingeniería.  Apoyados en los profesores de más alto nivel de formación y capacidad docente, se pueden diseñar y realizar cursos online para los primeros semestres; cursos que deben contar con monitores para acompañar los talleres complementarios.
Como una manera de mejorar la calidad en las prácticas de laboratorio. Muchas de las prácticas de laboratorio se pueden simular en el computador; de esta manera el estudiante puede apreciar de cerca los fenómenos que indaga. Este es otra importante oportunidad, que además de economizar recursos, obvia el problema de los equipos obsoletos o descalibrados, de la falta de insumos, tan comunes en muchos de los laboratorios de docencia. No sobra dejar en claro que esta modalidad no cubre todo el universo de prácticas de laboratorio requeridas para la docencia.
Como parte de las iniciativas de currículo flexible, movilidad estudiantil y cursos opcionales. Algunos de los cursos de alta calidad que hoy se encuentran en las plataformas internacionales pueden ser reconocidas como materias del plan de estudio de nuestros estudiantes.  Basta un acuerdo con estas iniciativas y una clara estrategia de tutoría presencial desde la universidad.
Como una manera de sortear la limitación de espacio físico para los cursos y las limitaciones de tiempo para los estudiantes que trabajan. Igualmente, se puede sacar provecho de las clases en línea para sortear las constantes interrupciones de semestres por los problemas de orden público o los recurrentes paros y asambleas. Hoy existen algunos medios para desarrollar evaluaciones en línea, controlando la suplantación.
Como apoyo a la regionalización. La universidad digital nos puede eliminar la necesidad de abrir el mismo programa en varias regiones, como una manera de no dispersar recursos y duplicar esfuerzos; en su lugar, se debería facilitar el desplazamiento de los admitidos desde su sitio de origen al sitio de estudios con recursos del programa ser pilo paga y simultáneamente sacar provecho de las plataformas digitales para minimizar estos desplazamientos.  
Como el tema de regionalización es extenso, me limito a ilustrar algunas ideas con un ejemplo. Un programa de Ciencias del Mar se abre en Urabá dada la vocación económica de la región.  El estudiante puede tomar algunos de sus cursos básicos desde la plataforma online, contando con el apoyo de monitores presenciales (estudiantes más avanzados) para los talleres y actividades prácticas; otros cursos básicos serán presenciales. El núcleo básico de cursos profesionales deberá garantizarse con profesores ubicados en la región, se entiende que son la columna vertebral del programa; lo que no excluye cursos online de alta calidad. Como complemento, el estudiante de marras se podría trasladar a la sede de Medellín, durante dos o tres semestres, para cubrir aquellos otros cursos de su programa que no cuentan con profesores en su región; para ello, se deberían utilizar igualmente fondos del programa ser pilo paga. No sobra reiterar que el estudiante de nuestro relato también se puede beneficiar de todas las otras estrategias apoyadas en TIC que enuncio en los párrafos previos.  

En este orden de ideas, el nuevo plan decenal debería incluir estrategias que permitan materializar estas iniciativas, mediante la conformación de equipos interdisciplinarios integrados docentes expertos de cada área de conocimiento, expertos en pedagogía y nuevas tecnologías y expertos en informática. Nótese que desde esta óptica de usar las TIC en el proceso de enseñanza aprendizaje, el docente tradicional se convierte en un facilitador del proceso y se establece un nuevo  tipo de relación alumno-profesor-saber.

miércoles, 2 de marzo de 2016

La enseñanza de la ingeniería

John Freddy Duitama. Ph.D.
Tenemos una larga tradición en enseñanza de la ingeniería que por supuesto debemos conservar; pero también es cierto que hay una serie de factores que requerimos mejorar si deseamos disminuir la deserción y mejorar el perfil y las competencias de nuestros egresados.
En el Encuentro Internacional de Educación en Ingeniería 2016 de ACOFI se establecieron cuatro áreas de atención para las facultades de ingeniería: los procesos de enseñanza y aprendizaje, el desarrollo curricular, la evaluación de la enseñanza en el aula y la calidad y acreditación. Según las conclusiones del evento, en los procesos de enseñanza se nota una clara tendencia al aprendizaje basado en problemas, al empleo cada vez mayor de tecnologías de la información  y una integración de los retos de la vida real en el aula.
Nuestra propuesta va encaminada a poner en marcha algunas estrategias para mejorar el modelo de enseñanza presencial, en donde el profesor y el aula de clase son factores claves; lo que no va en contravía con incentivar la modalidad de auxiliares de docencia como lo hacen muchas universidades en el mundo  y en hacer uso de las TIC cuando éstas sean pertinentes.
A continuación, enumero una serie de propuestas que apuntan a resolver algunos de los problemas detectados:
La nivelación de los estudiantes que ingresan a la Facultad y que traen vacíos en su formación. Según estudios del Ministerio de Educación esta es la principal causa de deserción para estudiantes de ingeniería. La estrategia propuesta es  desarrollar un conjunto de cursos virtuales asíncronos para que el estudiante que pasa el examen de admisión haga los refuerzos que requiera antes de iniciar su primer semestre; esta iniciativa puede contar con la asistencia de auxiliares de docencia de la universidad o incluso con los profesores de sus colegios de origen.
Los vacíos de orientación profesional de los aspirantes a la Universidad. Según estudios del Ministerio de Educación esta es otra de las principales causas de deserción. La estrategia es flexibilizar los requisitos para que un estudiante cambie de programa en los primeros semestres; este cambio de programa debe contar con la debida asesoría y orientación profesional desde la unidad de bienestar universitario. En algunas universidades se recibe al estudiante a ingeniería y solo dos o tres semestres más tarde este selecciona el programa específico que desea desarrollar.  
Seguimiento personalizado a los estudiantes con dificultades en su rendimiento académico. La propuesta es retomar las experiencias de otras facultades, para que desde la unidad de bienestar universitario se perfilen las características socio-económicas y académicas de los estudiantes y se elabora un sistema de alertas tempranas que permitan detectar los estudiantes con riesgo de salir de la universidad y realizar con ellos un acompañamiento más cercano.
Desarrollo de los cursos masivos de los primeros semestres.  Apoyados en los profesores de más alto nivel de formación y capacidad docente, la estrategia es diseñar y realizar cursos online, asíncronos e interactivos que el estudiante pueda seguir en cualquier momento sin restricciones de tiempo y lugar. En esta modalidad el estudiante puede ver la clase varias veces, resolver preguntas de manera interactiva durante el desarrollo de la clase, y participar de foros virtuales y talleres presenciales para reforzar sus conocimiento.   Nótese que estos cursos deben contar con auxiliares de docencia para acompañar los talleres presenciales, realizar la asesoría presencial y conducir  los foros virtuales donde el estudiante indaga sobre sus dudas.
El alto porcentaje de reprobados y de cancelaciones en los cursos básicos. Esta cifra supera el 50% en nuestra Facultad, como se muestra en el cuadro 1. La propuesta es hacer seguimiento muy de cerca a estos cursos en coordinación con ciencias exactas, pues la formación en los primeros semestres es también nuestra responsabilidad; los contenidos deberán adecuarse con ejemplos que muestren aplicaciones en ingeniería; los exámenes requieren ser validados por un equipo de profesores antes de ser propuestos a los estudiantes y la metodología de enseñanza debe contar con los profesores más competentes y de mayor experiencia.  
Cuadro 1: # de estudiantes que cancelan o pierden cursos del tronco común.
Semestre
Matriculados
Cancelaciones
% Cancelaciones
Reprobados
% Reprobados
2013-1
10039
2588
25,8%
2746
27,4%
2013-2
7226
1708
23,6%
826
11,4%
2014-1
10820
3078
28,4%
2975
27,5%
2014-2
10327
2789
27,0%
2851
27,6%
2015-1
9978
2599
26,0%
2768
27,7%
2016-1
11774
2344
19,9%
3095
26,3%
Total
60164
15106
25,1%
15261
25,4%
Fuente: Mares
En algunos cursos de física la suma de perdedores más canceladores llega al 60%.
Adicionalmente, se puede pensar en adoptar un esquema de evaluación para estos cursos básicos como el que ya desarrollan algunas universidades europeas. En este esquema, el estudiante define cuando está preparado para presentar los exámenes. Lo que requiere de una logística que permita, desde un banco de preguntas almacenadas en una plataforma TIC, generar exámenes individualizados y contar con salones de clase y horarios disponibles en los que el estudiante pueda hacer la prueba bajo la vigilancia de auxiliares de docencia y profesores.
Mejorar y complementar las prácticas de laboratorio. Algunas de las prácticas de laboratorio -especialmente en algunos cursos básicos- se pueden simular en el computador para que el estudiante puede apreciar de cerca los fenómenos que indaga. En la enseñanza de la física hay varias experiencias como las que describo que el lector interesado puede indagar en revistas especializadas. Esta es una manera de obviar el problema de los equipos obsoletos o descalibrados o la falta de insumos, tan comunes en muchos de los laboratorios de docencia. No sobra dejar en claro que esta modalidad no cubre todo el universo de prácticas de laboratorio requeridas para la formación de un ingeniero, solo las complementa. Es decir, no abogamos por desaparecer los laboratorios presenciales en todos los casos que lo ameriten.
Vacíos en el uso del computador como herramienta para el diseño, simulación y construcción de soluciones. Las herramientas computacionales son claves en la formación del ingeniero, la simulación de fenómenos, el diseño asistido por computador, el manejo de paquetes estadísticos, los paquetes de análisis matemático, entre otros.  El software de uso libre es una oportunidad de bajo costo que permite hacer masiva la apropiación de este tipo de paquetes. Igualmente, hay que pensar en mejorar las habilidades de programación de todos los ingenieros que formemos.
Ampliar oferta de cursos para materializar las iniciativas de currículo flexible, movilidad estudiantil y cursos opcionales. Algunos de los cursos de alta calidad que hoy se encuentran en las plataformas internacionales, podrían ser reconocidos como materias del plan de estudio. Se requiere que previamente sean aprobados por los comités de currículo, y tener un acuerdo con estas iniciativas, así  como una clara estrategia de tutoría y evaluación presencial desde la universidad.
En la misma línea de ampliar la oferta de cursos se pueden ofrecer cursos de verano con profesores internacionales en áreas en donde carecemos de docentes,  con visitantes extranjeros traídos por los grupos de investigación, que además  de compartirnos sus conocimientos en un tópico especializado de conocimiento serán la oportunidad para que nuestros estudiantes se vean exigidos en dominar una segunda lengua.
Egresados más competitivos para el mercado laboral. Para lograr este propósito se requiere, entre otras cosas, reforzar las habilidades de los futuros ingenieros en  gestión de proyectos, incentivar las dobles titulaciones y  crear líneas de énfasis dentro de los programas.
Igualmente, se hace imperativo introducir en los planes de estudio actividades orientadas al emprendimiento y al desarrollo de una mentalidad innovadora. Iniciativas como los campamentos de emprendimiento, en donde empresas de la ciudad plantean retos de la vida real y un grupo interdisciplinario de estudiantes diseña posibles soluciones a estos retos, son un buen ejemplo del tipo de actividades que nuestros estudiantes pueden desarrollar  y que deberíamos incentivar asignándoles valor en créditos dentro del plan de estudios.


martes, 20 de enero de 2015

Los retos en la formación de los futuros ingenieros.

Ing. John Freddy Duitama M. Ph.D.
 Profesor Facultad de Ingeniería.

En estos días que se elabora el nuevo plan de desarrollo decenal de la U. de A. y los candidatos a la rectoría presentan sus programas de gobierno vale la pena reflexionar un poco sobre los retos que deberá encarar la Universidad en la formación de los futuros ingenieros que demanda el país.

El primer gran reto en la enseñanza de la ingeniería es el de cubrir el déficit de ingenieros que tiene la industria; según datos del Ministerio de TIC, en Colombia se requerirán 93.000 ingenieros de TIC para el 2018, en contraste con los 5.000 que se gradúan por año. El segundo gran reto es la baja calidad en la enseñanza y la alta deserción; según el SPADIES (Sistema para la prevención de la deserción de la educación superior), en el quinto semestre de los programas de ingeniería la deserción acumulada supera el 42%. El tercer reto es ayudar a incrementar la capacidad  de innovación en las empresas del país, indicador estrechamente relacionado con el tipo de formación que se brinda a los ingenieros; según la encuesta de desarrollo e innovación tecnológica de la industria manufacturera del DANE 2010, en Colombia solo una de cada 200 empresas innova en el sentido estricto de la palabra.

La pregunta obligada es ¿Cómo desde nuestra facultad y en el nuevo plan de desarrollo de la U. de A. podemos abordar cada uno de  estos retos?.

Para contribuir a “disminuir el déficit de ingenieros” que requiere la industria del país, un posible camino es definir como meta crear nuevas facultades de ingeniería (por ejemplo en Urabá y en el Oriente Antioqueño) y ampliar el número de admitidos en la sede Medellín. Los programas que se creen o amplíen en las regiones deberían estar ligados al plan de desarrollo local de cada una de ellas. En Urabá programas como ingeniería oceanográfica, ambiental, civil, de alimentos, informática, telecomunicaciones, entre otras,  que contribuyan a potenciar la vocación económica de la región. En el oriente antioqueño programas como ingeniería aeroespacial, civil, química, informática, bioingeniería, telecomunicaciones, etc. Las facultades que se creen deberían contar con la autonomía administrativa y presupuestal, evitando el excesivo centralismo; igualmente, deberían contar con una planta de profesores  para desarrollar un modelo de enseñanza presencial, lo que no se contrapone con el apoyo y coordinación entre las sedes y el uso de los modelos virtuales de enseñanza que permitan sacar provecho de las fortalezas que cada una de ellas desarrolle.   

El segundo gran reto “mejorar la calidad y disminuir la deserción” requiere de un trabajo más amplio y permanente. El propósito es contar con egresados preparados para enfrentar los grandes retos de la ingeniería contemporánea.  Lo que exige garantizar ingenieros con formación bilingüe, con habilidades en gestión y dirección de proyectos  y con  elevadas destrezas en el manejo de herramientas computacionales avanzadas (para ampliar estos puntos remito al lector al estudio titulado “Análisis del mercado laboral de los egresados de la U de A entre 1996 y 2013” realizado en la Facultad de Economía de la U. de A.). Otra meta de calidad es fortalecer la formación de los futuros ingenieros en ciencias básicas, mediante  un departamento encargado del seguimiento y direccionamiento de esta formación.  Entre sus labores estará, en coordinación con la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, verificar la calidad y la experiencia docente de los profesores asignados, garantizar la coherencia y homogeneidad de los programas y evaluaciones en los cursos, así como su correcta articulación con aplicaciones en la ingeniería.  Todo esto sin olvidar la formación humanista y en valores éticos, el conocimiento de la historia y del impacto de la ingeniería y la tecnología en la sociedad y el respeto por el desarrollo sostenible que el planeta requiere.

Según el MEN, en estudio del 2009 sobre “la deserción estudiantil en la educación superior colombiana”,  la deserción está  asociada en primer lugar al  potencial o capital cultural y académico con el cual ingresan los estudiantes a la educación superior. Los factores financieros y socioeconómicos están a continuación, seguidos por los institucionales y los de orientación vocacional y profesional. En esa medida, las carencias en capital cultural y académico de los estudiantes deben ser enfrentadas desde el momento que estos ingresan (o incluso antes); un semestre cero para aquellos que requieren nivelación de conocimientos; un modelo de cursos básicos masivos con cátedra magistral de profesores altamente calificados apoyados por asistentes de cátedra para el desarrollo de talleres y asesorías  permanentes, garantizando especialmente la oportuna asistencia a los estudiantes con dificultades; una plataforma tecnológica de apoyo a la docencia en donde se ofrezcan contenidos y prácticas de todo tipo (incluyendo laboratorios) que refuercen las actividades presenciales;  un esfuerzo pedagógico y metodológico grande para capacitar a los profesores responsables de los cursos considerados críticos para la deserción. Para enfrentar las limitaciones financieras y socioeconómicas de los estudiantes se puede sacar provecho del programa de las 10.000 becas que ofrece el gobierno a los mejores bachilleres y  de esta manera hacer posible que el estudiante de bajos recursos se dedique solo a estudiar, cambiando el modelo de estudiante-trabajador que solo dedica unas horas residuales del día a lo académico.    Las carencias en orientación vocacional de los estudiantes primíparos se pueden abordar flexibilizando los requisitos para el traslado y cambio de programas en los primeros semestres. 

El reto de la innovación  tiene como prerrequisito crear un ecosistema que potencie,  viabilice y haga seguimiento  a las ideas innovadores que se puedan incubar durante el proceso de formación de los futuros ingenieros.  Este ecosistema, además de una estrecha relación con iniciativas como RutaN, o las impulsadas por el Ministerio de TIC y Colciencias, requiere de tres elementos claves: Un instituto de investigación en ciencia y tecnología, la experiencia coreana del GIST es uno de los tantos referentes que vale la pena estudiar. Un sistema de posgrados de alto nivel que a mediano plazo duplique los estudiantes de maestría y doctorado en Medellín y en las regiones, en donde las tesis y los proyectos de investigación se desarrollen prestando especial atención a los retos tecnológicos y científicos del país y del mundo.  Un Parque Tecnológico estrechamente ligado a las tres facultades y que sirva como instrumento para la transferencia de tecnología, la creación y atracción de empresas con alto valor agregado, así como el fomento de la innovación y el desarrollo tecnológico de las PYMES.  

Podría argumentarse que el gran problema de llevar a la práctica todas estas ideas es encontrar los recursos.  Cada uno de los retos planteados son de amplio consenso entre entidades nacionales e internacionales cuando se aborda la problemática de la ingeniería; remito al lector al informe de la UNESCO del 2010 titulado “La escasez de ingenieros supone un peligro para el desarrollo”. En el país, desde varios ministerios y entidades estatales existen iniciativas para financiar proyectos en temas de calidad de la enseñanza, impulso de ideas innovadores y ampliación de cobertura (INNPULSA, Ministerio de TIC, el programa  “Antioquia la más educada”, Fondo Nacional de Regalías, etc.).  No sobra reiterar que en el desarrollo de estos retos hay que prestar especial atención a la permanente tensión que se genera entre ampliar cobertura y garantizar la calidad, en esa medida el prerrequisito para impulsar cualquiera de estas iniciativas es gestionar y garantizar los recursos suficientes; pero es claro que esta vía de los grandes retos es la única para lograr que un nuevo plan de desarrollo decenal de la U. de A. genere saltos cualitativos en lo que hoy hacemos desde la facultad por la formación de los nuevos ingenieros.


La industria 4.0 y la Universidad.

John Freddy Duitama Con cada vez más frecuencia nos enteramos de robots que hacen los oficios domésticos, de la producción de alimento...