La Universidad y su plataforma tecnológica.

Las definiciones sobre plataforma tecnológica son decisiones de corte estratégico en las organizaciones modernas, en donde la información es el bien más preciado, por encima de los edificios, los muebles y otros activos. La marcha eficiente y eficaz de las organizaciones del siglo XXI depende en gran medida de contar con unos sistemas de información ágiles, confiables, integrados, de fácil uso y seguros. Una organización como la UdeA requiere de unos sistemas de información que en línea y en tiempo real nos entreguen datos confiables por ejemplo, sobre la deserción estudiantil, incluyendo las características y perfil de los desertores; que de manera automática provean indicadores sobre la producción de cada uno de los profesores; que de manera confiable y ágil permitan consultar el estado actual de cualquier proyecto en curso; que además permitan el seguimiento al día de la ejecución del presupuesto universitario.

En las actuales circunstancias, parece poco probable que tareas tan básicas como recibir un email a tiempo y con certeza de no perderlo en el camino, sean una realidad en la UdeA. Todos los miembros de la comunidad universitaria nos hemos visto afectados por la pérdida o demora en los correos electrónicos que llegan al dominio udea.edu.co. Ya es parte de la rutina diaria -como los petardos y los capuchos- que el portal UdeA esté "caido"; qué decir de aplicativos como MARES y el que gestiona el plan de trabajo de los docentes, de difícil y encriptado uso y con múltiples inconsistencias en la información que proveen. Además, la mayoría de los sistemas de información de la UdeA no están conectados entre sí, lo que lleva a duplicar muchas tareas de los funcionarios administrativos y a que se presenten inconsistencias de información.

Los investigadores llevamos varios años esperando el anunciado sistema de información para la investigación universitaria sin resultados a la vista. La experiencia que se tuvo con las consultas virtuales realizadas a los estudiantes - una excelente idea de pobre realización - evidenció la falta de previsión de la administración y la poca confiabilidad de los servidores UdeA.

No es muy difícil llegar a demostrar los altos costos en los que incurre una organización en la que sus directivos no cuenten con indicadores basados en información confiable para tomar decisiones, en la que sus profesores tienen que llenar decenas de formatos cada vez que se requiere información sobre sus resultados, y en donde sus empleados requieren digitar varias veces la misma información para llevar a cabo cada uno de los pasos que conforman los procesos misionales o de soporte.

Desde otro ángulo del uso de la tecnología, vale la pena abrir un amplio debate que se materialice en iniciativas sobre cómo lograr ampliar la participación y los espacios democráticos al interior de la vida universitaria usando las tecnologías de la información y las comunicaciones; cómo lograr que la comunidad universitaria pueda hacer un seguimiento en tiempo real a la labor de sus directivos y cómo lograr que los estudiantes puedan expresar libremente sus opiniones rebasando los límites que imponen quienes dirigen la "asamblea estudiantil". Pero lograr los anteriores propósitos, además del correspondiente y enriquecedor debate sobre la democracia, la participación y las tecnologías de la información y las comunicaciones, requiere contar en la institución con una plataforma tecnológica robusta y confiable.

Si las definiciones sobre plataforma tecnológica son decisiones de corte estratégico en las organizaciones modernas, cabe la pregunta: ¿Quien es el encargado de tomar las decisiones de esta envergadura en nuestra UdeA? ¿Qué tipo de asesoría y acompañamiento tiene las personas encargadas de tomar las decisiones cuando se abordan estos temas? Para superar el atraso en la plataforma tecnológica que sufre la universidad se requiere en primer lugar la voluntad política de la alta administración, en segundo lugar se requiere que ella esté dispuesta a destinar los recursos necesarios para la modernización y en tercer lugar, el acompañamiento, al más alto nivel, de un equipo de expertos que asesoren y apoyen la adopción de políticas de uso y decisiones de técnicas asociadas.

Vale la pena anotar que esta no es una labor solo de ingenieros informáticos; por el contrario, este equipo de expertos debería estar conformado por profesionales de diversas disciplinas que ayuden a visionar como usar las TIC en la sociedad de hoy para incentivar la participación de los estamentos, ampliar la democracia en la universidad, garantizar la transparencia en el manejo de los recursos públicos y ser soporte a las labores misionales de una comunidad académica viva, en constante evolución y globalizada.

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